Utopia.
20 años antes del cisma de la Iglesia Anglina, en 1516, Thomas More (1478-1535) escribe “Utopia”. En esta, por medio de uno de sus personajes,
Moro critica a la monarquía. En lugar de gobernar sus tierras, dice, se ha dedicado
en la conquista de territorios lejanos. Se ha rodeado de un entorno compuesto
de aduladores, ocupados en preservar su propia fama y en destruir la ajena. Más
aún, los políticos no han notado que la sociedad ha cambiado completamente. En
consecuencia, siguen aplicando en forma indiscriminada, leyes injustas
desarrolladas para un contexto histórico diferente.
Una de estas leyes es la pena capital, la
cual se aplica por igual a quienes se
les ha imputado por robo o por asesinatos.
Aplicar la pena capital a actos delictivos como el robo es un exceso, además de
una injusticia, señala More. Es un exceso porque robar no es un delito tan grave como para
ameritar la pena capital. En todo caso, es un castigo inútil toda vez que no
disuade a las personas de este tipo de acto delictivo. Es una ley injusta porque no toma en cuenta
las circunstancias particulares de cada agresor. Las personas roban por tres
razones: como efecto de la guerra; por
carencia de una profesión definida; producto de la pobreza aunada con la
ambición de la nobleza.
Las guerras producen, una vez que ha
concluido, un sinfín de veteranos. Hombres que ya no encuentran un lugar dentro
de la estructura social, particularmente aquellos que han sido gravemente
lesionados. No encuentran empleo, pero deben cumplir con sus obligaciones familiares. Por otra parte,
existe la clase ociosa de funcionarios
al servicio de la nobleza. Esta clase carece de un oficio definido. Cuando se
les remueve de sus cargos, y a menos que otros nobles los ocupen, no saben a
qué dedicarse. Ningún hombre productivo se atreve a emplearlos, pues visto está
que son holgazanes. Finalmente, la
nobleza, guiada por la avaricia, está cercando las tierras, o está obligando a los campesinos a venderlas. Las
personas expulsadas tienen que
desplazarse hacia los pueblo. Allí, pocos consiguen empleo en las fábricas,
pues no hay suficientes puestos de trabajo, pero además muchos de ellos sólo
saben desempeñar faenas agrícolas.
Las tierras acaparadas por la nobleza se usan
para la cría intensiva de ovejas. Por ello se ha originado una gran escasez de
alimentos. El que se consigue, sólo puede obtenerse a precios elevadísimos: es así como las
ovejas se están comiendo a la gente[1]
o las están llevando a robar. La culpa es de quienes ponen a las personas en
esta situación y no de quienes se ven empujados por las circunstancias.
Como solución a la problemática Moro propone:
· Proporcionarle a quienes se encuentran en estas
circunstancias, medios necesarios para vivir. Esto es más humano que
condenarlos a la pena capital.
· Obligar a quienes hayan destruido pueblos y granjas a
reconstruirlas, o permitirle a quien lo
desee, que lo haga.
· Frenar los negocios de los nobles, prohibiéndoles el
monopolio y hacer que se deshagan de los
funcionarios parásitos.
· Proteger la agricultura y crear fábricas para
manufacturar lana.
· Educar suficientemente a los niños
Vemos ya aquí, frente a una situación dada,
la recomendación de un conjunto de acciones. Moro se dirige al rey. El, como
autoridad política, debería de emprender estas acciones o estimular a otros a
emprenderlas. Indudablemente Moro habla con el lenguaje del Medioevo, imbuido
de moral cristiana y buscando que se restaure la armonía del cuerpo social.
Para Moro la responsabilidad de la situación es de aquellos que tienen la función de velar por los más débiles, no
de los débiles:
“porque no se conforman con las rentas y beneficios que sus antepasados
solían obtener de sus posesiones, y no estando satisfechos de poder vivir
ociosamente, sin ser de ningún modo
útiles a la sociedad, antes bien
perjudiciales, no dejan ninguna parcela dedicada al cultivo, sino por el
contrario se reserva toda para los pastos, destruyendo casas y pueblos y si las
iglesias son respetadas, seguramente es porque les valen para establos”. (Id., pág. 45)
Utopia se compone de 54 ciudades-estados. La capital es Amaurota. Todos las ciudades tienen la misma forma, las misma distancia y el mismo tamaño. Las casas no le pertenecen a sus habitantes, no hay propiedad privada en Utopia. Todas son iguales y sus salidas son, por un lado hacia el mar y por otro, hacia una huerta familiar Todos los habitantes deben durante dos años a la agricultura, de tal forma que pasen igual tiempo en las labores propias de la ciudad, en las labores propias del campo
Construcción y ubicación de los pueblos |
Las divisiones políticas de la ciudad siguen un modelo tribal. Todos los hombres adultos tienen autoridad. Cada treinta familias eligen un filarca. Cada diez de estos, conforman una asamblea, que en conjunto con las otras asambleas eligen al príncipe. Este es sistema típico del feudalismo germano. Las asambleas se eligen anualmente. El príncipe tiene un mandato de por vida, pero es revocable en caso de que se transforme en tirano. Las decisiones se toman en asamblea con el príncipe Los asuntos vitales son llevados por cada filarca a las familias para consultar y luego discutir en asamblea. Este es el único lugar en donde pueden discutirse los asuntos de estado so pena de muerte.
La jornada laboral dura seis horas. La actividad principal es la agricultura, adicionalmente, se elige otra profesión que sea de necesidad para Utopia, según la vocación de cada persona. Todo el mundo viste igual Hay libertad de religión: Hay esclavitud: son personas de otros países o criminales de Utopia. Los esclavos portan cadenas de oro. No se puede viajar de un lugar a otro de la isla libremente, se requiere de un pasaporte. Desobedecer este mandamiento puede acarrear esclavitud . Existe un estado de bienestar que ofrece atención médica, educación, comidas comunales, para todos en forma gratuita.
Las mujeres están sujetas a sus maridos, y si bien se les permite trabajar fuera del hogar, se les estimula a dedicarse a las labores domésticas. Algunas viudas pueden llegar a ser sacerdotes. No se permiten las relaciones prematrimoniales
El programa que plantea Utopia, aparece de nuevo en "Le code de la nature" de Morelly, y de alli pasa entre otros al programa comunista, del Manifiesto Comunista de Marx y Engels.
[1] “vuestras ovejas,
que tan dulces suelen ser y que tan poco exigen para su alimentación,
alimentación, ahora según oí decir, se muestran tan feroces y tragonas que
hasta engullen hombres, y destruyen, despueblan y devoran campos, casas y
ciudades” (Moro, 1999, pág. 45)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario